viernes, 14 de mayo de 2010

Zapatistas, la guerrilla dormida!!

El enigmático y enmascarado subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ya no sale en los medios. Su guerrilla, en armas desde hace 16 años, se mantiene oculta y silenciosa. Y aunque los rumores de una acción zapatista recorrieron el inicio del año la capital simbólica de Chiapas, San Cristóbal de las Casas, la ciudad permanece en calma. Las especulaciones se multiplicaron porque 2010 es año de celebraciones en México, el bicentenario de la Independencia y, sobre todo, el centenario de la Revolución de 1910, la que el EZLN quiso emular en 1994 al considerar que los objetivos de Emiliano Zapata no se habían cumplido para los indígenas. "Los zapatistas no actúan nunca cuando se les espera", afirman los expertos que, sin embargo, no descartan algún movimiento del grupo este año.

Motivos no faltan. Como recuerda el investigador Mauricio Merino, la desigualdad, la ineficacia, la corrupción y la inseguridad eran los males de México hace 200 años, hace 100 y también hoy en día. Chiapas es, además, el estado más pobre, aunque en los últimos años los gobiernos estatal y federal han invertido ingentes sumas de dinero sobre todo en carreteras y, como denuncian algunos, para comprar voluntades.

"El Gobierno ofrece dinero para que dejemos de exigir responsabilidades y para dividir al pueblo", denuncia Sebastián Pérez, presidente de Las Abejas, un colectivo simpatizante del EZLN que sufrió en sus carnes la masacre de Acteal, el asesinato en 1997 a manos de paramilitares y ante la inacción del ejército de 45 hombres, mujeres y niños cuando rezaban en la iglesia. Doce años después, Acteal sigue exigiendo justicia, pero no llega. "Mire aquella casa, allí vive uno de los que participaron en la masacre y que acaba de ser liberado por la Corte Suprema. Eso genera mucha tensión, el puesto del Ejército sigue a unos cientos de metros y en la zona hay muchas armas. La situación cada vez se parece más a la de antes del 1997 cuando se presionó contra civiles para que la guerrilla zapatista actuara".

Por eso Pérez es de los que cree que sí que puede haber un estallido en cualquier momento. "Muchas organizaciones están hartas porque no hay justicia ni soluciones para los indígenas".

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) ha denunciado "un incremento de las agresiones" contra comunidades zapatistas, simpatizantes del EZLN o defensores de derechos humanos en lo que va de año tanto por parte de distintos grupos paramilitares como de las autoridades, "acciones preventivas" que se llevan a cabo con la "excusa" de los miedos a una explosión social en el año de centenario, unos temores que, según esta ONG, las propias autoridades se han encargado de alimentar para justificar sus actos.

El Ejército tiene una gran presencia en este estado fronterizo, al menos 12.600 efectivos con más de 70 campamentos. Su objetivo es luchar contra el tráfico de drogas, armas e indocumentados que cruzan esa frontera sur, pero también controlar a la guerrilla, no sólo del EZLN sino también del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), los únicos que han actuado en los últimos años con ataques contra oleoductos o secuestros.

Pero haya acciones o no, el Estado mantiene la misma política contrainsurgente desde 1994, critica el Frayba, "aunque ahora no sea tan visiblemente agresiva", asegura un portavoz.

Mientras tanto, el EZLN, que libró una guerra, firmó acuerdos y se retiró a la selva cuando el Estado olvidó dichos pactos -logrando esquivar al terrorismo y los vínculos con el narcotráfico que infectaron a otros movimientos armados de la región-, observa ahora en silencio el lento desarrollo de sus dos principales logros políticos: la creación en 2003 de un peculiar sistema de gobierno autónomo, los caracoles, entidades de gestión de los municipios rebeldes que funcionan totalmente al margen del Estado mexicano y se gobiernan en grupo y con cargos rotatorios; y el lanzamiento en 2006 de La otra campaña, un movimiento político-social a nivel nacional de postulados antiliberales que no aspira a tomar el poder sino a cambiar la forma de hacer política.

Los caracoles han podido funcionar gracias a la ayuda internacional, pero el reto es ahora, según explica Sergio Rodríguez, uno de los ideólogos del zapatismo, conseguir suficientes recursos para la autogestión a través del comercio justo de sus productos, como el café o las artesanías.

"Entra usted en territorio zapatista en rebeldía, aquí manda el pueblo y el Gobierno obedece", anuncian los letreros a la entrada de las comunidades autónomas. Algunos les critican porque ocuparon tierras de finqueros o por ser utópicos trasnochados.

Otros destacan que gracias a los caracoles ahora disfrutan de un hospital y escuelas de secundaria impensables hace años.

Los zapatistas tienen claro que con paciencia y lentamente, como avanza el caracol, se consiguen cosas. Y demuestran esa paciencia al explicar una y otra vez a todos los que les visitan, curiosos y turistas revolucionarios, su forma de vivir en rebeldía.

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